Chicas! Esta historia es de un Dueto: Erika&Laura! Nos dieron algo muy hermoso aqui! Les va a encantar! Lean y comenten =) Un favor si pueden a Escuchar a Yiruma la historia quedaria mucho mejor!
Hace 2 años
Rechazada, sola y sin amigos, así era yo, una chica de casi 18 años de edad, que siempre ha tenido una dura vida. ¿Cómo es que yo seguía viva? Esa era mi triste pregunta de todos los días, aun así tenía la esperanza de que algo bueno me sucedería, pero desde hace tiempo había llegado a la conclusión de que mi vida no tenía sentido, todo lo que algún día creí que era perfecto hoy era una pesadilla; a veces pienso que debería seguir adelante, no rendirme y luchar contra todo, ¡Pero era tan difícil! Es impresionante como una noticia puede cambiar tu vida totalmente. Yo antes era de esas personas que al mínimo problema ya creía que era el fin del mundo, ahora me doy cuenta que esos no eran problemas, que hay cosas mucho mas importantes en la vida. Ahora no puedo creer como los jóvenes de hoy en día desperdician su vida y su tiempo en cosas sin sentido; se cortan las venas porque rompieron con el novio, el mundo es gris solo porque ellos lo dicen… Ya lo sé, dirán: “Que chica tan dramática”, pero no saben, no se imaginan por lo que sufro. Mi historia es así:
Hace 2 años, mi antigua y hermosa vida de cuento de hadas se convirtió en lo que ahora es “mi vida”, hace 2 años me diagnosticaron cáncer… un linfoma, fue la cosa más traumante que le puede pasar a una persona en el mundo, y fue peor porque el único apoyo que tenia era el de mi padre, pero me dolía tanto verlo sufrir por mi!… el siempre me decía que si yo moría, su vida no tendría sentido alguno, no podía dejarlo así.
Lo que más me dolía era, el no tener a nadie que me diera más apoyo, mi madre murió cuando yo solo era una niña, todos mis “amigos” se habían alejado de mí al enterarse de la noticia, allí uno se da cuenta quienes son los verdaderos amigos, y en mi caso, no había ninguno. Me sentía como si fuera un monstruo. ¡Vamos! El cáncer no se contagia por decir un: “te apoyo”…
Tengo 2 años soportando horribles tratamientos de quimioterapia y radioterapia, ¡era horrible! Mi rostro estaba demacrado, mi cuerpo mucho más delgado de lo normal, mi cabello estaba cayéndose, pero al menos no era calva.
Antes de todo esto, yo era tan, tan feliz, tenía el novio más perfecto y romántico que cualquier chica pudiera desear, se llamaba Nate, el tan solo oír su bello nombre hacia que apareciera una sonrisa en mi rostro, pero… Hace 2 años, antes de saber mi enfermedad, que él tuvo que irse, mudarse de L.A a Europa. Entonces le escribí una canción. Llamada: Tim Mcgraw
Basándome en momentos FELICES como este:
26 de Julio de 2008.
– ¡Vamos Emily! No me mientas, tú si sabes bailar –Me dijo Nate llevándome de la mano cerca del lago.
– ¡No Nate! ¡No sé bailar! –exclamé.
– Si sabes tontita –me miro a los ojos.
– Nate… Nate! ¿Qué sucede? –musité preocupada porque él se había quedado cayado aun mirándome.
– ¿Sabías que tus ojos azules pueden opacar todas las estrellas que hay esta noche? Estoy seguro de que harían a las estrellas avergonzar–dijo mirando al perfecto cielo estrellado de aquella noche inolvidable.
– Nate… –me sonrojé–.¡eso es mentira!
– No lo creo princesita, es la verdad… además con ese vestido negro, haces que tus ojos se vean más hermosos.
– ¿Por qué eres tan lindo?
– Porque soy tu novio, y tienes que bailar conmigo, porque la luna esta brillando para nosotros.
– Bueno está bien, pero… no hay música… estamos en medio de un bosque y al lado de un lago en donde esa luna que describes parece una pequeña lucecita.
– Bueno esa pequeña lucecita brilla para nosotros, además, ¿Quién crees que va a cantar para ti?
– Am… déjame adivinar… –aunque era obvio que ya lo sabía–. un chico… el cual su nombre empieza no se… tal vez con “N”… tal vez se llame Nicolás... o…–pensé por un momento, era realmente difícil conseguir nombres con N–. am… ¿Norberto?
– ¿¡Norberto!? –exclamó divertido.
– ¡Sí! Pero tal vez su nombre sea Nate, esté parado junto a mí, sea mi príncipe azul y me encante su perfecta manera de ser.
– dejo escapar su bella sonrisa- te amo
– Yo también y mucho.
– Y… ¿Emily? –Yo lo mire–. ¿sabes cómo se siente mi corazón cuando estoy contigo?
– ¿Cómo?
– Así… –puso mi mano en su corazón y éste latía muy rápido, entonces… yo puse su mano sobre mi corazón… latían al mismo tiempo.
– ¿Conoces la canción “Can I have this Dance” de High School Musical? -Él sonrió y tomó mi mano para bailar.
– por supuesto, la vimos juntos, ¿no recuerdas? –Contesté Riendo.
– ¡Claro! Quiero que tu empieces a cantar
– ¿Eh? Pero… Nate…
– Por favor –puso carita de perrito… era imposible resistirse a esa cara.
– ¡Está bien! está bien…
Seguimos bailando, quizás casi toda la noche, cuando terminamos:
– Ahora que son las 9 pm… ¡Feliz cumpleaños mi princesita!, te amo –me dijo.
– ¡Gracias! No sabes lo feliz que me haces –recargue mi cabeza de su pecho y él me abrazó.
Ese era el fin de mi recuerdo… era tan lindo recordarlo, como si lo viviera de nuevo. Pero creo, realmente, que ya no pasará nunca más… aun lo sigo amando y jamás lo remplazaría con nadie… todo lo perdí hace 2 años. Porque al día siguiente, el amor de mi vida me dio la noticia de su partida a Europa.
Los días pasaban y yo seguía igual, o incluso peor… los tratamientos eran sinceramente agotadores aunque ya los había terminado todos, tenía miedo de que el resultado de los exámenes apuntara que aun tenía el cáncer, me sentía cada vez peor, porque… nadie estaba allí para mi, exceptuando a mi padre, que a veces tenía que ir a trabajar para poder pagar mi tratamiento, entonces me sentía sola.
¿Qué les hice a todos los demás? ¿Los lastimé de alguna forma? ¿Los herí?... nunca lo había dicho… pero: ¡ODIO MI VIDA!
¿Por qué hay gente con vida tan fácil y otras personas que sufren tanto?
¿Por qué tenemos que sentirnos así?
¡Ya no lo soporto! En éste momento… quisiera por favor, de una vez morir, no ver nunca más a nadie, pero repito… no podía dejar a mi padre, que había luchado tanto porque yo esté bien.
Hoy me sentía un poco mal… quería hablar de Nate, porque él siempre me hacía muy feliz… quisiera recibir al menos una noticia de él… pero creo que sería imposible.
Además… Hoy era:
26 de Junio de 2010.
Si… hoy era el día, en el que se cumpliría 2 años de ese hermoso día en el que las estrellas brillaban sólo para nosotros, Nate y Emily, aunque éste día me sentía mal, podría decir que a la vez una pequeña felicidad me inundaba, porque recordaba todo lo que vivimos ese día, antes de la triste despedida de nuestra relación, quizás para siempre… o quizás… NO. Además, hoy era mi cumpleaños número 18, eso me ponía un poco feliz, pero… la tristeza y la soledad siempre estaban allí... como 2 eternos acompañantes.
Estaba sola en mi casa, entonces me mire al espejo, mi cabello no se había caído todo, aun lo tenía, gracias a dios. Hoy me sentía un poco segura de mi misma, por alguna razón que desconozco tenía el presentimiento de que algo importante me pasaría, aunque no sabía si era bueno o malo, tenía ganas de salir a respirar el aire fresco, así que me cambié de ropa, pero… tapé mi cara con la caperuza de mi suéter para que solo se pudieran ver mis ojos.
Salí, era realmente agradable respirar el aire fresco, mi casa quedaba un poco cerca del aeropuerto, por lo que se podían divisar los aviones volando por el cielo. Todo estaba sólo, solo se oían los pajaritos cantarines y se escuchaba el viento soplar, me encantaba esa silenciosa tranquilidad… entonces me comencé a imaginar una pista de baile y empecé a bailar algo parecido a un vals en el patio de mi casa, recordando de nuevo aquella noche, deseando que mi príncipe azul estuviera conmigo, pero al recordarlo, no lo hice como otras veces, esta vez fue diferente, en vez de sentirme triste y melancólica, solo me deje llevar por mis pensamientos, olvidándome de todo lo que ocurría en mi vida y centrándome en aquel feliz momento…cuando terminé quise ir al parque de al frente, era realmente lindo.
Me dirigí al parque, me senté en un banquito y simplemente no pensé en nada… todo era hermoso.
Todo estaba sólo, hasta que, de un momento a otro, vi a un chico dirigirse a mí, pero… se notaba que estaba buscando algo, o a alguien. No podía ver bien su cara ya que la caperuza de mi suéter no me dejaba ver nada.
– Disculpa, ¿me podrías ayudar? –Habló el chico, su voz me parecía un poco familiar.
– Sí, claro –expresé sin mirarlo.
– Bueno, es que… estoy buscando a mi… novia –dio un suspiro–. bueno… más bien mi ex novia, hoy es su cumpleaños.
Sonreí, no podía evitarlo, ese chico era tierno, pero no quería mirarlo, me daba tanto miedo… desde que me entere de mi enfermedad me volví más tímida de lo normal, me daba pánico hablar con alguien, ya que sabía que si por alguna razón se enteraran de mi situación, me rechazarían igual que todos los demás y no sabía si este chico también lo haría.
– Y… ¿sabes su dirección o algo?
– No, desafortunadamente, no se su dirección, es que me tuve que mudar a Europa, pero… estoy de vuelta.
– ¿A Europa? –Levanté mi mirada un poco, él me miró y yo también lo miré, pero bajé mi cabeza tan rápido que no pude divisar bien su rostro.
– Si… aunque –puso un tono de voz de chico confundido- tu voz me recuerda a la de ella.
– Si, por alguna razón tu voz también me recuerda a alguien –dije.
– ¿Por qué te escondes?
– No lo sé… -Estaba nerviosa, no lo entendía.
– Bueno… sé que no te conozco, pero…no te escondas, todo estará bien…
Esas palabras eran… suficientes para mirarlo, no lo pude evitar… entonces, yo lo miré y él me miró… no podía ser… era… era…
Nate Conrad.
Si, era él, el chico que le daba sentido a mi vida, el único que me daba una sonrisa a mi cara, el único con el que siempre quise estar, el ángel de mis sueños.
– ¡Emily! –exclamó.
Estaba paralizada totalmente, no lo creía, por dios, no reaccionaba, aun lo miraba… entonces, estallé a llorar. Él se sentó a mi lado y me abrazó.
– Nate, no te imaginas cuanto te extrañé –yo aun lloraba.
– Yo también princesita, yo también, ¡te busqué como loco! No quiero volver a perderte.
Después de calmarme, lo miré.
– No te escondas mi princesita –entonces me quitó la caperuza de mi cara.
– ¡No lo hagas Nate!
– ¿Por qué, que sucede?
– …¡No quiero que nadie me vea!
– ¡Pero si eres hermosa!
– ¡No, no lo soy, soy horrible!
– ¡Emily Yasmine Clive Daniels! Nunca, Nunca digas eso de nuevo en toda tu vida –me hizo mirarlo- Eres la chica más hermosa de todo este mundo…
– Es que Nate… tú no entiendes…es que estoy enferma, no puedes estar conmigo.
– ¿De qué hablas? –me señaló preocupado.
– Tengo cáncer, Nate.
El me miró, se quedo en total shock con la noticia.
– ¿Qué? –fue lo único que logró articular.
– Que tengo…–puse mis manos en mis ojos–. cáncer, un linfoma.
Entonces mi príncipe azul volvió a quedarse en shock total, tan solo me miraba, sentía sus ojos fijos en mí, yo volví a tener miedo ahora… ¡¿Nate también?!
Quería llorar, gritar, romper algo, eran tantas emociones encontradas que me sentía abrumada ¿qué hacer?... debía mirarlo, el tenia su mirada baja, entonces… fui bajando lentamente mis manos de mis ojos, pero… vi algo…algo que me rompió totalmente el corazón: Lagrimas se deslizaban por el rostro de Nate, lloraba, era la primera vez que veía a mi hermoso príncipe llorar, era peor de lo que imaginaba, no podía verlo sufrir. Él cerró sus ojos fuertemente dejando escapar todas las lágrimas acumuladas en sus bellos ojos color verde agua… ¡Era todo, todo mi culpa! El chico que amo sufría por mi culpa, verlo así me partía demasiado el corazón… era mejor alejarme, No quería que Nate también se involucrara en esto, no quería que sufriera por mi sufrimiento, suficiente tenia con ver a mi padre así por mí, ¡Estaba totalmente desesperada!
Enseguida me levanté, y me fui corriendo… Lloraba desconsoladamente… me quería morir, ¡ahora sí!
Llegue a otro extremo un poco lejos de ese parque, no sabía dónde estaba, pero no me importó… entonces, dejé de correr, ya no podía correr más, me senté en la grama y seguía llorando, y rodee mis piernas con mis brazos y cerré los ojos…
No sé cuando tiempo había estado llorando, solo sé que escuché su bella voz… llamándome, pero no contesté, yo sabía que él estaba preocupado, pero… también sabía que él estaría mejor sin mí.
Mientras seguía escuchando su voz gritando mi nombre, buscándome… seguía derramando mas lagrimas… ¿Qué iba a hacer?...
Pocos minutos más tarde, ya no lo podía oír… así que salí; todo seguía solo y callado… como si no existiera nadie… comencé a mirar a todos lados… creo que se me había olvidado que estaba perdida, así que comencé a caminar sin rumbo… ¿qué habrá sucedido con mi Nate?... caminando, pensando me sentía tan miserable… TAN mal… aparte de estar muy debilitada por esos horribles tratamientos que debía soportar… seguía caminando, pero de pronto, mi cabeza comenzó a doler… estaba mareada… ahora todo se veía nubloso… de pronto… todo se tornó de color negro.
• • •
Escuchaba mi nombre de lejos: “Emily, Emily” decía una voz… de pronto, abrí mis ojos… y vi la imagen más hermosa de mi vida, por supuesto, mi príncipe azul Nate, sonreí… pero repentinamente… recordé todo y… mi sonrisa se fue desvaneciendo poco a poco…
– Princesita…–dijo él mirándome a los ojos.
– ¿Qué me pasó? –Dije en tono frio, desviando mi mirada.
– Te desmayaste…
– ¿Cómo me encontraste?
Suspiró triste, me sentía tan mal hablándole así, cuando sabia que quería abrazarlo con todas mis fuerzas.
– Te responderé con una pregunta ¿Por qué corriste así?
– Estas mejor sin mi…
– ¡Emily! Ahora si…Cruzaste la línea –dijo mirándome con reproche.
– Pero Nate… si sigues conmigo tú sufrirás por…
No pude lograr decir nada, él me calló… con un beso… el beso más tierno y lindo que alguien me pudo haber dado jamás… dejé escapar una lagrima mientras mantenía mis ojos cerrados aun besándolo. Cuando dejamos de besarnos… él me miró.
– Yo…–colocó su dedo índice encima de mi boca para callarme.
– Te amo, ¿entiendes princesita? Eres mi vida, no importa que tengas cáncer, te apoyo… rezaré por ti, estaré contigo… porque eres lo único que me importa, mi razón de vivir, la única chica que siempre amaré no importa lo que pase, y hasta daré mi vida si es necesario. Y… ¡no digas que estaré mejor sin ti!!
– … pero… estabas llorando… ¡sufrirás por mi culpa!, no puedo soportarlo.
– ¡No! No sufriré porque te tengo conmigo y para mí eso es suficiente para ser feliz… a quien le importa si lloré o no si sabes que… ¡yo te amo y te apoyo!
Dijo las palabras que siempre había necesitado oír …el mejor sentimiento me invadía, estaba feliz… pero no pude evitar llorar de nuevo, ya ni sabía por qué lloraba solo pude abrazarlo con todas mi fuerzas, no quería soltarlo nunca más.
– Gracias, gracias, gracias no sabes lo feliz que me haces Nate, ¡te extrañé tanto! –Lo abracé más fuerte.
– Yo también te extrañe muchísimo, hermosa…Por cierto, casi lo olvidaba–tomó mis manos–.¡feliz cumpleaños!
– Mil gracias –le sonreí.
Nate se quedó callado mirándome fijamente a los ojos.
– ¿Nate?
– Sigo pensando que tus ojos pueden opacar cualquier estrella que le pongan delante.
– ¿Siempre dices cosas tan lindas?
– No, desde hace tiempo no las decía.
– ¿Así? ¿Por qué?
– Porque la única persona que merece escucharlas, no estaba conmigo
– No sabes lo feliz que me haces Nate – yo aun no había dejado de llorar
– Yo estoy aquí para hacerte feliz, para amarte y apoyarte en todo lo que necesites…– acaricio mis mejillas secándome las lagrimas suavemente - Eres mi vida Emily, siempre lo has sido. Te Amo – luego de decir aquellas hermosas palabras me besó.
– ¡Yo igual!
Estábamos los 2 sentados en mi cama, y en ese momento sentí que de nuevo estaba en mi antiguo cuento de hadas, sentí que todo era perfecto, hermoso, bello… no había palabras para describir toda la felicidad que me embriagaba, todo, absolutamente todo lo malo, lo había olvidado… elevé mi mirada hacia sus ojos, sus hermosos ojos que me miraban llenos de amor. Nate no había cambiado mucho, seguía siendo el mismo chico del que un día me enamore, su cabello estaba un poco más corto y su piel más bronceada, pero por dentro seguía siendo la persona más maravillosa del mundo. Ver lo perfecto que era me hizo pensar en mi y en seguida noté mi cabello, mi cara… por dios que despeinada estaba y mi rostro estaba pálido… desde que empezó los tratamientos mi físico cambio muchísimo. Me levanté enseguida y me dirigí hacia mi peinador, quería hacer el intento para verme más decente… entonces tomé mi cepillo y comencé a cepillar mi cabello. Nate me miraba sonriendo, lo podía ver en el espejo, hasta en un espejo, Nate se veía perfecto; se fue acercando lentamente hacia mí, entonces… tomó mis manos y me detuvo, lo miré, el me miró… y quitó el cepillo de mis manos… me susurró al oído: “siempre tan maniática con tu hermoso cabello”… entonces le puse una cara de niña inocente… lo que hizo que él se riera. Después de un momento, tomó mi cabello con suma delicadeza, como si yo fuera un cristal a punto de romperse, y comenzó a cepillarlo.
– ¿Qué haces? –dije mientras reía.
– Extrañaba tu cabello…
– No sé por qué pero me siento como una niña de 8 años –expresé sonrojada.
– Es que lo eres princesita.
– Ya tengo 18 años, ¿sabes?
– Técnicamente no, aun no son la 9 pm, en cambio… yo soy mayor de 18 años.
– Ja-ja, que gracioso ¬¬.
Dejó de cepillar mi cabello y me susurró “si eres una niñita de 8 años… entonces… eres MI niñita hermosa de 8 años”
– te amo –solté una risita.
– Yo igual –sonrió.
Repentinamente sonó mi teléfono. Era mi padre.
– Hija ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes? ¿Todo está bien? –dijo preocupado.
– Estoy bien papá… diría que muy, muy bien –mire a Nate con una sonrisa y él me la devolvió.
– …¿bien? ¡ME ALEGRO! Pero… ¡es la primera vez que me dices eso! –feliz.
– Papá…Muchas gracias.
– ¿Gracias?
– ¡Sí! Gracias… por ser el mejor padre del mundo, por brindarme tu apoyo, por preocuparte por mí y por estar conmigo cada vez que te necesito.
– Siempre lo haré porque eres mi hija, ya voy en camino a casa… te tengo una sorpresa.
– Ok te esperaré –sonreí y colgué el teléfono.
Mi padre había salido ya de su trabajo, así que, fue a la casa, llevándose la sorpresa de que mi Nate estaba allí… No podía estar más feliz, con los 2 hombres más importantes de mi vida, no pedía más nada, solo estar con ellos.
Pero entonces mi padre me dijo que me dirigiera a mi habitación… cuando llegué vi un regalo envuelto con un listón súper lindo. Me dijo: “ábrelo” así que empecé a desenvolver mi regalo, cuando lo vi… era… un hermosísimo vestido… de mi color favorito: Rosado, también estaban unos zapatos del mismo color… ¡Qué hermoso!... pero muy dentro de la caja había otra cajita… muy pequeña…la tomé…y la abrí…cuando vi lo que había dentro, no podía creerlo… era un collar… con un dije de un corazón rosa… que tenia la foto, de mí y mi madre, las 2 sonriendo felices, la foto era de cuando yo tenía tan solo 1 año de edad…
– ¿Qué es esto? –pregunte desconcertada.
– El collar de tu madre…el que me dio antes de morir… para que te lo diera a ti cuando cumplieras la mayoría de edad –me sonrió.
– ¡Es hermoso! ¡Gracias papá eres el mejor! –lo abracé.
– Feliz cumpleaños –dijo con lágrimas en los ojos.
– Gracias papá.
Después… bajé con Nate, salimos un momento al parque, aunque Nate primero le pidió permiso a mi padre.
– ¿Por qué pediste permiso? –le dije un poco desconcertada.
– ¡Es tu padre!... siempre hay que pedir permiso a los padres para llevar a salir a las bellas princesas como tú.
– ¡Qué lindo! Pero… digo… ya tengo 18.
– Aun no, Emily Clive.
– ¡Hay tonto!
– Lo tomare como un “te amo” así que… yo también te amo –me sonrió.
No pude evitar reírme
– Princesita, te tengo una sorpresa.
– ¿Cuál?
– Como dije… mi hermosa “niñita de 8 años” –me besó la mano–. es una sorpresa.
– Bueno…
– Y necesito que te quedes en tu casa.
– Y ¿a dónde vas tú?
– No te diré, hazme caso princesita, ¿sí?
– Pero… es que pensé que te quedarías conmigo todo el día ya que hace 2 años que no te veo –le puse cara triste.
– Lo sé, lo sé… pero –me tomo de las 2 manos–.todo esto tiene un propósito, vuelvo por ti a las 7 pm, ¿sí? –me beso tiernamente.
– Ok… son las 4 pm… te extrañaré.
– Yo igual… por cierto, que hermoso se te vería ese vestido que te dio tu padre.
– Ok–reí–. lo llevaré.
Entré a mi casa, fui corriendo hacia mi padre y le di un fuerte abrazo, estaba más feliz de lo que pudiera haber estado nunca.
Pasaban las horas y yo me fui a poner ese lindo vestido que mi padre me había regalado, junto con los zapatos y… ese collar tan especial de mi madre… eran las 6 así que baje a charlar con mi padre… cuando me vio, quedo impactado.
– Qué hermosa te ves hija –me dijo orgulloso.
– Gracias papá –dije con una sonrisita.
– Me alegra verte feliz de nuevo… como me encantaría que fueras la esposa de Nate –Me tomó de las manos.
– papá ¡no digas tonterías! –Enrojecí.
– Hija… tu sabes que, el es tu felicidad… y tu y yo sabemos que si querrías casarte con él.
– Por supuesto, eso no lo dudes jamás… –admití–.Nate es el hombre de mi vida y la persona con quien quiero compartirla.
– Eso es algo que sabía desde hace mucho hija –rió.
Reí también.
El tiempo Transcurría, y por fin llegó Nate, se veía tan… hermoso, no saben cómo lo amo, estaba magnifico, no sé qué palabra sea correcta para describir cuan perfecto se veía.
– Hola mi Emily –me dijo cuando abrí la puerta.
– Hola mi Nate –sonreí.
– Se oye más lindo cuando tú lo dices…
– Hahaha… tontito.
Me dirigí hacia el auto con Nate. No podía pensar más que en lo feliz que estaba. El condujo y condujo por la carretera, y jamás me quiso decir a dónde íbamos exactamente.
Llegamos a un lugar que, extrañamente, me parecía conocido, era el comienzo de un bosque.
– Bueno… debo pedirte una cosa…
– ¿cuál?
– Cierra los ojos y no los abras hasta que te lo diga, ¿ok?
– Ok –hice exactamente lo que me pidió.
– Te llevare a un lugar, pero… no abras los ojos –tomó mi mano.
Me limité a asentir.
Sentía como Nate me llevaba de la mano, seguimos un camino muy largo, hasta que dejamos de caminar.
– Ya puedes abrir los ojos –dijo.
Entonces abrí mis ojos… y no pude creer lo que veía, era mi lugar favorito, el bosque en el que pase mi último cumpleaños junto a mi Nate. Todo era exactamente igual, el lago, Las velas, las flores, la luz de la luna… todo era perfectamente maravilloso.
– ¡Oh por dios Nate! –dije sin poder creerlo aún.
El rió.
Enseguida sentí un vuelco en mi corazón… era casi exactamente igual… a cuando cumplí mis 16 años…
– Vamos a revivir esa noche, Emily, ¿La recuerdas?
– ¡Claro!
– ¿Qué fue lo primero que hicimos al llegar aquí?
– Me dijiste que bailara contigo –sonreí al recordarlo.
– ¿Bailarías conmigo? –dijo con el mismo tono de hace 2 años.
– ¡No! Nunca, no sé bailar.
– Si sabes, no me mientas –rió.
Hicimos exactamente todo lo que paso esa noche, desde la linda conversación que tuvimos, hasta el baile.
– Creo que ya falta poco para las 9 pm –Dijo tomando mi mano.
– Si…–sonreí.
– 5… 4… –decía mientras miraba su en reloj los segundos faltantes –. 3… 2… 1… –me miro sonriente.
– ¿Feliz cumpleaños a mi? –bromee.
– Si… –subió mi barbilla con su dedo, para que lo mirase fijamente a los ojos.
Entonces, me besó, simplemente el beso más perfecto, hermoso, lindo, maravilloso de toda mi vida, era como estar en un sueño.
– Feliz cumpleaños.
– Te amo, Nate.
– Yo también te amo… –tomó una pausa–. Escucha… Emily, hay una cosa que te quiero preguntar.
– Preguntarme… ¿qué cosa, Nate?
Respiró hondo.
– Es algo demasiado importante para mí, y espero que también lo sea para ti…
Me quede en silencio mirándolo, entonces, asentí.
– Sabes que eres lo más especial de mi vida y… –vi como sacaba algo de su chaqueta –. Bueno –rió –. Tú, realmente, eres mi vida, y nadie podría nunca cambiar eso. Eres mi felicidad, y cada momento que paso contigo es como soñar, porque realmente, para mí, es un sueño estar contigo, una historia de fantasía, tú… ¿Realmente sientes eso por mi?
– ¡Por supuesto, Nate!
– Gracias, aunque esa no era la real pregunta…
Suspiró.
– Escucha Emily, te amo, te amo demasiado, como jamás podría llegar a amar a alguien… así que…–se puso delante de mí, y se arrodillo–. Emily Clive… ¿Quieres casarte conmigo?
Esas palabras eran suficientes para dejarme sin habla, no podría ni siquiera articular una pequeña palabra, mi cerebro, simplemente, no podía procesar nada… Nate Conrad, ¿me había pedido matrimonio… a mí? ¿¡A mí!?
Tenía tantas ganas de decirle si, si, si mil veces, pero no podía, estaba en un estado de shock increíble, ya las lagrimas estaban presentes de nuevo.
Recuerdo con claridad que esto ya había pasado antes, cuando me había pedido ser su novia a los 15 años. Por supuesto, debía contestarle, él aun seguía con sus manos extendidas hacia mí y la cajita con el anillo en ellas, en su mirada, anteriormente, veía que estaba siendo muy paciente, pero ahora, sus ojos no mostraban tanta paciencia como antes, ahora estaba preocupado, él tal vez pensaría que yo me negaría, pero eso jamás, Nate es el amor de mi vida y casarme con el seria la cosa más maravillosa que podría pasarme. Lo he amado incondicional, completa y rotundamente, con todo mi ser.
Enseguida salí del shock cuando vi su mirada; parpadee, creo lo había olvidado, tanto como respirar porque, de repente, me sentí ahogada. Al ver que había reaccionado, Nate, se veía un poco más calmado, respiré hondo, coloqué mis manos encima de las suyas, lo mire a los ojos.
– S-si –dije demasiado bajito
Nate me miro, sabía que no había entendido. Suspire.
– ¡sí! Nate, si, si, si, si, si me quiero casar contigo –lo abracé mientras una lagrima corría por mi mejilla.
Ahora era él, el que estaba en shock, entonces, después de abrazarlo, tomé su barbilla y lo besé. Del shock, él era incapaz de seguirme el beso, por lo que ahora fui yo la que comenzó a preocuparse, pero después de unos segundos, reaccionó y yo sonreí aun besándolo.
– Te amo –dije sonriendo.
– Yo también mi linda prometida –dijo mientras tomaba mi mano izquierda y me ponía el hermoso anillo en mi dedo anular, no me había dado cuenta de lo hermosísimo que era el anillo; el pequeño diamante tenía forma de un bello corazón, era lindísimo, pero la verdad no me parecía lindo por lo caro o por los quilates que tal vez tenia, había más que eso: simbolizaba que era la prometida de Nate Conrad, la persona más especial y amada en mi vida.
– Emily Conrad… –susurré.
– Se oye hermoso, ¿no crees?
– Pues sí, es tu apellido –reí.
El tiempo pasó, cada día nos veíamos, y arreglábamos los preparativos para la boda, todo iba tan perfecto, su familia vino desde Europa para la boda, estaba tan emocionada. Por fin el día de mi boda había llegado, Nate y yo habíamos escogido el día perfecto: “16 de septiembre” el día del cumpleaños de mi madre. Mi peinado, mi vestido, todo estaba listo, pero yo estaba tan nerviosa, en todo el día solo pude hablar por teléfono con mi Nate, porque “el novio no puede ver a la novia antes del casamiento”.
• • •
– Nate Conrad, ¿acepta usted a Emily Clive, como su legítima esposa, para amarla y respetarla hasta que la muerte los separe?
– Acepto – sonrió
– Emily Clive, ¿acepta usted a Nate Conrad como su legítimo esposo, para amarlo y respetarlo hasta que la muerte los separe?
– Acepto – también sonreí
– Entonces los declaro marido y mujer…Puede besar a la novia…
Solo en ese momento creí que estaba tocando las estrellas, todo era maravillosamente perfecto, era el cuento de hadas que siempre soñé, pero de pronto lo sentí, un dolor agudo penetrando mi cabeza, apenas podía enfocar mi mirada, vi a Nate, se veía preocupado, el dolor era cada vez más fuerte, mis piernas se debilitaron, sentí como Nate me tomaba para que evitara caer al suelo y luego…. Todo se volvió oscuro.
• • •
Me encontraba en una camilla, acostada y débil, escuchaba voces a lo lejos, no muy claramente, y no podía abrir mis ojos, logre reconocer la voz de Nate, de mi padre y otra desconocida para mí, me dolía la cabeza y tenía el cuerpo entumecido, por más que quisiera no podía abrir mis ojos, escuchaba las voces un poco más cerca, pero no entendía que decían, ¡Era tan frustrante! No podía hablar, ni ver, ni moverme, solo podía escuchar aquellas voces y sentir los latidos de mi corazón. Me sentía tan débil y cansada que deje mis intentos por entender que decían y no supe más de mí.
• • •
Desperté, tenía la sensación de que habían pasado meses y meses, estaba acostada en una cama, en una habitación de un color blanco pálido aun me sentía débil y adolorida, más que la ultima vez, era una sensación tan desagradable que es difícil de imaginar. Sentía que alguien estaba a mi lado, mirándome, por lo que voltee mi cabeza. Allí estaba mi Nate, sus ojos estaban rojos e hinchados, hice todo lo posible para hablar.
– ¿N-Nate? –dije con un gran esfuerzo.
– ¿Princesita?–dijo muy sorprendido– No hables, mi amor, llamare a alguien.
Escuché como Nate llamaba a las enfermeras, pero se escuchaba muy lejos y… de nuevo volvió, aquel dolor en mi cabeza, esta vez fue mucho más fuerte y no pude evitar soltar un pequeño grito de dolor, era insoportable, sentí como Nate volvía a mi lado y tomaba mi mano, escuchaba a las enfermeras, al doctor, también oía a mi padre, todos hablaban a la vez; el dolor era cada vez mas fuerte
Después de unos minutos, todo quedo en silencio, vi como Nate me miraba, ahora estaba arrodillado a mi lado.
– ¿Qué sucede? –dije.
Él no contestó, veía que lloraba y eso me partía el corazón.
– Contéstame, por favor… –rogué con dificultad, lagrimas caían por mi rostro.
– Emily… –me miró con suplicio. El dolor en mi cabeza no había desaparecido.
– No soy la persona indicada para decírtelo…
– ¿Voy a morir?
No contestó.
– Es así ¿no e-es cierto?
De pronto, sentí como mi cuerpo se debilitaba más y más, luchaba por mantener los ojo abiertos, Nate noto eso, así que llamo al doctor, escuche como éste le pedía a Nate que abandonara la habitación, pero él se oponía, no quería salir, sentí como tomo mi mano y me acariciaba el rostro.
– ¿Emily?... Emily, princesita, por favor no cierres los ojos…
– Nate…cuida a mi pa-padre –dije con la voz entrecortada.
– ¡No!, no me digas eso, te pondrás bien mi princesa…- el lloraba igual que yo, me destruía verlo así.
– No Nate…a-ambos sabemos que n-no es así…
– Emily… –no podía creer que estuviera así por mí.
– Te amo.
– Emily… –repitió, su voz era un suplico, casi un ruego, era horrible verlo así.
– No lo olvides nu-nunca…
– Emily, mi amor, yo te amo, por favor…no lo hagas, ¡No te vayas!
– Te amo Nate, si-siempre lo ha-hare…- mis ojos no podían seguir abiertos, mi cabeza, mi cuerpo y sobre todo mi corazón, ya no podían mas.
– Yo también Te amo princesita, ¡Te amo y no quiero perderte!
– Adiós, Nate… –dije en un susurro y cerré mis ojos para siempre…
