Nombre:Rocio Gonzalez
Pais/ Ciudad: Buenos Aires Argentina
Edad: 15 años.
Categoria: Solista
Blog: http://vampirica-tentacion.metroblog.com
 

Símbolo de amor eterno: Tulipanes Rojos

El salón de fiestas estaba vacío, ya no quedaba nadie solo la decoración y las luces encendidas. Los globos desparramados y las cintas de tul moradas colgando del techo y uniéndose, de punta en punta, en el centro con una pequeña tira de tul, en color blanco, cayendo hasta el piso.

Andrea miro a su alrededor. Todo ya había terminado y él se había ido, ya hacia tres horas. Pero cuando las lagrimas amenazaban con volver a brotar de sus ojos, la música comenzó a sonar otra vez. Era una melodía lenta y placentera que hacia que balanceara su cuerpo de lado a lado. Las manos le sudaban. Él había vuelto y ella se arrojo a sus brazos ocultando su cara en el pecho del joven. Él acaricio su cabello hasta que las lagrimas y sollozos cesaron.

-         Las esperanzas jamás se acaban, Andy, - le susurro al oído - vamos despierta.

 

¿Despertar? Efectivamente todo había sido un sueño y aun sollozando Andrea abrió sus ojos. Pestaño fuerte y apretando la vista dejo caer el agua salada. Tomo un gran libro azul y saco un diario que había oculto dentro. Busco un bolígrafo y comenzó la pagina treinta y seis (36) con un “Querido Diario” y le contó su sueño con lujo de detalles para al final agregar “Otra vez, del chico, no he visto su cara”. Cerró el diario y volvió a dejarlo dentro del libro azul.

Aun con la vista cansada tanteo su teléfono celular. En media hora vendría su mama a despertarla así que no lo dudo dos veces y se levanto.

Al levantarse y encontrarla en la cocina su madre no se sorprendió ya era la cuarta vez esa semana.

 

Camino sola al colegio. Su uniforme de remera celeste azulada y su pollera tableada le dejaba notar su hermosa y envidiable figura, la cual, hacia dos semanas atrás, alguien no dejaba de mirar. Su cabello lizo color café y sus ojos del mismo color que denotaban su ternura e inocencia, hacían que Andrea fuera especial.

 

El instituto era el típico secundario lleno de jóvenes a los que les gustaba estudiar y estaba el típico grupo que solo iba a molestar. Andrea era del grupo de chicos “normales” (si a si puedo llamarlo). Estudiaba pero como toda adolescente le gustaba divertirse y no se perdía ni una fiesta.

 

Las horas de clase pasaron rápido y fueron bastante aburridas. Al guardar sus útiles noto algo… una flor. Para ser mas exacta, un Tulipán Rojo con una nota “elegí esta flor porque tiene un gran significado, espero que te guste. Tu admirador secreto”. Al principio su expresión fue de terror absoluto porque mientras ella estaba en el recreo alguien se había tomado el atrevimiento de hurgar su mochila para colocar la flor y la nota. Pero de pronto su expresión cambio y una sonrisa cruzo su rostro. Todos sus amigos y compañeros, de instituto, la veían “demasiado” feliz (debo aclarar que mas de lo normal) y llevando en su mano un tulipán rojo que, debes en cuando, olía y suspiraba.

 

Ese día su compañera de banco y mejor amiga no había podido asistir a clases. Así que debía volver sola a casa. Y aun con una gran sonrisa la gente la miraba extrañada y fascinada.

 

-         Vamos - Río- se que no me alcanzas –comenzó a correr mas rápido.

-         Ah que si. JA te tengo en donde quería –la atrapo por la cintura y la hizo girar – Andy-le susurro al oído – te quiero –y beso su mejilla.

La joven despertó de golpe sintiendo un calido sentimiento de amor en su interior.

 

La semana paso rápido y los cinco días escolares Andrea recibía un Tulipán Rojo y una nota nueva de su “Admirador”. Sus amigos le preguntaban quien le enviaba semejante obsequio cada semana y ella solo respondía “no lo se pero su misterio es romántico. ¿No lo crees?” y así era.

 

-         Y ¿cuando le vas a decir que sos vos el tipo de las flores? –le dijo enojado, celoso y con comillas aéreas.

-         El día de la fiesta –sonrío triunfante el joven de cabellera rubia que se apoyaba en el marco de la puerta- ahora dale. Seguí escribiendo primito –y se fue de la habitación. Dejando a su primo menor colerizado hasta la medula.

 

Pasaron dos semanas y el “Admirador” no se daba a mostrar y se acercaba el día 14 de febrero, el día de los enamorados, y ella se ilusionaba imaginándose a su admirador. Lo que hacia que cada noche soñara una escena distinta con el.

 

-         Juan, ¿que te pasa boludo? Hace días que estas raro –le dijo su amigo golpeándolo, suavemente, en el hombro para que reaccionara.

-         Sí, boludo, estas “rarito” –agrego otro amigo del joven haciendo comillas aéreas- ¡Uy! Miren ahí va Andy con su flor y su sonrisa de enamorada ¿Quién será el tipo ese de los tulipanes eh? –Y la pregunta quedo flotando en el aire.

 

Corrían a través de campos de fresas y olían el aire veraniego. Se sentaron bajo un gran árbol y se pusieron a ver la puesta de sol. Mientras oscurecía él la abrazo.

Buscaron algo de madera e iniciaron un fuego. Encontraron una cuerda e hicieron un columpio.

- Estoy cautivado por como te ves esta noche –Le dijo- la luz esta brillando en tus ojos –agrego sin dejar de mirarlos-. Tus dulces ojos –iba acercándose a su boca. Iba a besarla… pero como siempre sucedía Andy despertó.

 

-         -¡Uy! Haber que te puso “Tuli” esta vez –Le dijo su amiga mirándola de reojo                                       a ella y a la flor.

-         ¿Tuli? –Río- Toma, léelo vos –Le dijo suspirando.

-         Y bueno si no tiene nombre, tenia que ponerle un apodo Che. Y Tuli por tulipanes –dijo a su amiga como si fuera obvio – Hay es un tierno este tipo Ann. Ya sacaste deducciones de quien puede ser –Le dijo entregándole la nota.

-         La verdad, Ro, no –torció la boca y levanto los hombros.

-         Che no te enteraste –Le dijo Rocío cambiando de tema.

-         ¿Qué? –Dijo Andrea guardando la nota en su mochila.

-         Los chicos me dijeron que Juan anda re “raro”  -Hizo comillas aéreas- Que anda re colgado. El otro día jugando al futbol le dieron en la cabeza y dicen que se enojo y se fue re caliente. Pero después llamo a Maty y le dijo no se que cosa y bueno ahí anda. Hablando de Roma… -Dijo mirando al chico acercarse.

-         Hola Ann –Le dio un beso en la mejilla- Hola Ro –Imito el acto y se dirigió a Andrea, quien olía el tulipán y suspiraba- ¿Quién te la dio? –Le pregunto.

-         Tuli –Le respondió la otra antes de que emitiera sonido.

-         ¿Eh? ¿Quién es ese? –Dijo extrañado Juan.

-         Así le puso Ro porque no sabemos su nombre –Sonrío.

-         Ah y ¿Qué onda? ¿Te gusta? –Le pregunto nuevamente Juan.

-         No lo conozco pero me esta empezando a gustar. Y ¿vos? ¿Tu novia? –Río pero noto la expresión de su amigo.

-         Terminamos hace tres semanas –Torció la boca- Pero ya fue, la mina, me entere, que andaba con otro también. Y bueno, ya fue. Por ahora soltero –Sonrío y se repitió para si mismo “por ahora, por ahora”.

 

12 de febrero

 

Ese día el sueño de Ann se había vuelto una pesadilla… y aun con el shock emocional en la garganta se levanto y se dirigió al baño una ducha de agua caliente le vendría bien.

 

Se arreglo y, algo temerosa aun, marcho al colegio.

 

-         Okay dices que tu primo esta planeando ligarse a Ann. Pero no entiendo ¿por que te pones así? –lo miro y sonrío burlonamente- a ti te gusta Ann.

-         ¡¿Qué?¡ no nada que ver. A mi gustarme Ann Puff claro que no –desvío la mirada y justo pasaba la chica mostrándose ante el algo triste. La miro por dos segundos marcharse y luego vio a su amigo y  el le hizo señas para que la siguiera y así fue – HEY Ann ¿estas bien? -Se le puso en frente y pudo notar lo contrario. Su perfecta sonrisa se había borrado he inclinado hacia abajo en modo de tristeza.

-         Mmm... si –fingió una sonrisa y Juan la miro- sabes que no te puedo mentir Juan –agacho la cabeza.

-         Hey ¿que pasa? –le levanto el mentón y miro en sus ojos húmedos unos instantes y la abrazo.

 

Permanecieron así un rato largo, todos miraban pero nadie entendía ni se atrevía a interrumpir. Desde el punto de vista de, aquella adorable imagen, Matías sonrío sabiendo lo que tal vez mas adelante sucedería. En cambio Ann sentía una extraña sensación  esa la cual hizo que no quisiera separarse de el ni por un instante y recordar su primer sueño y repetirse “las esperanzas nunca se acaban” una y otra vez en su mente. Pero Juan estaba como hechizado no se había dado cuenta lo hermosa que podía ser Ann y lo mal que lo ponía verla llorar. El olor a Jazmines de su Shampoo lo hizo derretirse y abrazarla mas fuerte aun.

 

-         Promete jamás mentirme Juan –no fue una pregunta si no una afirmación.

-         Nunca lo haría –le dijo sin dejar de abrazarla. Pero el olor a Jazmín hizo olvidar todo y a todos a Juan y eso seria malo en adelante.

 

El peli-castaño se acerco al rubio y le sostuvo la mirada para luego acorralarlo contra la pared del gran pasillo.

-         ¿Qué es lo que quieres con ella? –le gruño entre dientes mientras lo sostenía de la camisa. A pesar de que el rubio era mas grande y alto la cólera hacia mayor efecto.

-         Suéltame –lo empujo- si la quiero. A no ser que tú también la quieras –le lanzo una mirada fugaz y se contuvo en lanzársele encima. El peli-castaño se levanto del suelo más enojado aun y gruño en vez de responder.

-         Si, si la quiero. Y más de lo que tú la quieres –lo miro con rabia. Ambos parecían dos leones machos paliándose por quien cazaba primero al venado.

 

No hubo más que un silencio profundo para que luego el rubio agregara.

-         No te será fácil, primito, porque yo también la quiero. Y será mía –Le dijo pasando por su costado y empujándolo para luego dejarlo en el suelo y marchar hacia su habitación. Lo anterior había comenzado la guerra.

 

Enfadado el peli-castaño marcho hacia la casa de la joven. Exacto había cometido el error más grande de su vida. Entregar su mas preciado tesoro sin haberlo visto venir y sin darse cuenta de que así era, ella era su mas grande tesoro.

 

Nadia acompaño a Andrea junto con Rocío y Katherine a la tienda de disfraces. Vestidos de brujas, Ángeles, conejos, diablitas, de la época del renacimiento no eran del agrado de Ann pero sus amigas no opinaban lo mismo y terminaron llevándoselos…

 

Rocío acompaño a Andrea hasta su casa y en la puerta descubrieron a Juan esperándola a ella. Su amiga se despidió en forma burlona y los dejo solos… Sabia muy bien que algo se estaba encendiendo entre los dos… y ya ambos lo sentían.

 

Se sentaron en el césped y no se miraron por un largo rato. Juan se tomo ese tiempo para pensar bien en lo que iba a decirle y Ann solo dedico ese tiempo a recordar las cosas que habían hecho juntos…

 

***

-         Andrea… ¿Qué es lo que mas te molesta? –le había preguntado una tarde mientras caminaban por el parque.

-         Nada –admitió sincera.

-         A mi me molesta no poder hacer nada. Me molesta no poder ayudar, no poder cambiar algo. No poder hacer feliz a una persona…

-         Juan si haces feliz a las personas a tu alrededor aunque no te des cuenta –sonrío y lo miro- haber decime ¿Por qué crees que yo soy algo tonta alegre y me rió de todo?

-         No me refiero a vos o alguna persona que conozcas… -desvío la mirada- pero en algún momento esas personas se sienten mal… y yo me tengo que quedar mirando… sin poder hacer nada.

***

 

-         Me respondió muy mal y yo solo quería ayudarlo…

-         ¿Y se supone que le gustas? –dijo enojado.

-         Eso me pasa a mí por ser el perrito faldero y no dejar que todo el mundo se joda como tiene que ser. ¡Hey vos no he! –Río.

-         Woah –se había quedado sin palabras.

-         Pero enserio, hasta se me aguaron los ojos… nunca pensé que alguien me trataría así.

-         Yo jamás haría eso. Para mi tu amistad es muy importante.

-         Gracias –sonrío- supongo que vos no saliste imbecil como todos los otros ¿No?

-         Eso te lo puedes responder tu misma –sonrío.

-         No, no eres imbecil.

-         Es que no se como el puede hacer eso. Para mi es mas doloroso que te pongas triste por mi culpa.

***

-         A mí siempre me va mas mal en el amor –Rió- Mi última novia se fue a vivir a Caracas… Seguimos por MSN pero cuando supo de Mariana se puso muy ridícula.

-         Rió- No Juan. Aparte las relaciones a larga distancia no funcionan.

-         Pero sabes que solo Dios sabe porque hace las cosas y siempre las hace a favor de uno, tal vez, ninguna era para mi.

-         Y prefiere que tengas amigas como yo –sonrío.

-         Si, tu amistad es prueba de que Dios me ama.

 

***

-         Ah y me convencieron de que hablara con Mariana –sonrío.

-         Torció la boca- y ¿Qué le dirás?

-         Quiero que salga de momento. Aunque se cual es la respuesta…

-         Si pero tranquilo, luego, encontraras a alguien que te quiera tanto como tu a ella.

-         Pero creo que debería dejarlo claro y así darle oportunidad a otra –otra vez mostró una de sus brillantes sonrisas amplias- Ves pensamos igual –dijo burlonamente.

-         Juan, me sorprende –abrió los ojos como platos sarcásticamente- ¡que listo eres!

-         No es ser listo, enana. Se llama madurar.

-         Aja. Bien, pero es bueno que lo pienses así. Luego empezamos la operación “búsquenle novia a Juan” –hizo una risa malvada.

-         Noop. Cuando la encuentre yo sabre que es ella…

 

 

Ann volvió a la realidad cuando noto que su amigo le hablaba y sacudía ya que no prestaba atención.

 

-         ¿Qué? –dijo la joven pisando la tierra.

-         ¿Qué, con quien vas a ir a la fiesta? –la miro he impulsivamente, y sin saber el porque, tomo la mano de la joven.

-         Ella miro la mano que el sujetaba y se dejo llevar- No lo se, además todavía no consigo el disfraz –torció la boca- creo que no iré.

-         Si es por el disfraz yo tengo la solución –sonrío y la jalo para que se levantara como el ya lo estaba. Y subieron a un taxi.

-         ¿A dónde vamos? –lo miro aun con su mano entrelazada en la de él.

-         Mi tía tiene una casa de vestidos, tal vez consigamos el que estas buscando. Y sin nada de peros ¿Okay? –la miro.

-         Pero-Pero… Okay.

Llegaron al gran local, atestado de ropa… Era un gran local muy bien ubicado y decorado con colores negros, blancos y fucsias. Era el típico local del cual no quieres salir. Atestado de maniquíes en una fila a lo largo de la pared con la ultima tendencia y con un gran espejo enfrente y los cambiadores al final. Era, sencillamente, perfecto.

 

La tía de Juan era una chica joven de unos treinta años, tal vez menos, muy amable y agradable… Tomo de la mano a Ann y la condujo por toda la tienda y tomo mas de veinticinco vestidos de todas las tonalidades, tamaños y diseños. La joven se probo uno por uno y se sentía como en un desfile de moda, de los que hacia cuando era pequeña. Desaprobaron veintidós vestidos, tan solo quedaron tres. Uno en un color Champagne con escote en “V” casi con forma de corazón y con mucho vuelo abajo, era hermoso. Otro de color Rosa con una cinta del mismo color debajo del busto, suelto debajo de el y por encima de la rodilla, era mas casual. El último era de color negro, clásico, con un toque de lentejuelas en el borde del cuello-bote y era justo hasta la parte de abajo que luego venia con un gran borde con pompones negros, era bastante elegante y a la moda.

 

Andrea les agradeció un millón de veces a Juan y a su tía, obsequiarle semejante regalo era como un milagro y un halago para ella.

 

En otro taxi Juan dejo en su casa a Ann, se despidió con un beso lento y despacio en su mejilla sonrojada y subió al taxi, con una gran sonrisa, rumbo a su casa.

 

14 de febrero

 

¿Será que Alejandro se habrá dado cuenta y le habrá dejado el camino libre a su primo o solo es el comienzo de la guerra?

 

La fiesta había comenzado, la música, la bebida. Todo era perfecto. Tan solo faltaba la llegada de la gente.

 

-         Ro, no tengo antifaz –le dijo quejándose Ann mediante su teléfono celular.

-         Okay, ya mira. Yo tengo uno, solo dime el color del vestido –sonrío al escucharlo- perfecto, venite a casa que seguro y queda genial con el.

 

Ambas cortaron la llamada y Ann se encamino hacia la casa de Rocío con sus bolsas de prendas y accesorios.

 

Dieron las ocho en punto en el reloj y las chicas ya estaban listas bajaron a la sala a esperar el taxi, mientras recibían aclamaciones de parte de la familia de su amiga. Subieron al taxi, que las llevaría a la fiesta organizada por el colegio.

 

Juan se vistió como el príncipe azul, realmente quería que esto fuera perfecto para ella. Alejandro vio bajar a su primo la escalera del segundo piso y con una sonrisa en los labios le aviso que se iba subió al auto de su padre, el cual había hecho mil y un logros para que se lo permitiera usar pero, como era obvio, no lo dejaron así que lo llevo su hermano mayor.

 

Dentro de la fiesta Juan encontró a sus amigos disfrazados de drácula, del zorro y de Batman ¿A quien se le ocurriría? Solo a ellos. Rieron y bebieron gaseosas, el alcohol no era permitido y menos a los menores pero no les importo. La música era buena así que la fiesta estaba en su punto.

 

Como si fuera la nueva cenicienta Andrea hizo su entrada triunfal iluminada por un reflector para ella sola. El antifaz cubría sus ojos marrones, solo en contorno y sus labios pintados de un rosado brillante destacaban más que aquel viejo tulipán que aguardaba en su habitación.

 

Como auto reflejo Juan desvío la mirada y la vio ahí tan perfecta y única como ella sola, camino hacia ella pero algo lo detuvo.

Alejandro subió las escaleras tan solo los primeros tres escalones y tomo la mano de Ann y la guío hasta el patio. Juan no pudo resistir semejante atrevimiento y, furioso, los siguió.

 

-         O sea que el que escribía las notas… -lo miro extrañada.

-         Así es era… -fue interrumpido.

-         ¡Yo! –conjeturo Juan desafiante.

-         Pero-pero ¿Cómo pudiste jugaste con mis sentimientos, Juan? –le lanzo una cachetada y comenzó a correr enfadada.

-         Déjame explicarte Ann –la siguió y ella se detuvo en seco.

-         ¿Explicarme? ¿Qué vas a decirme? ¿Que todo esto era un juego, para saber quien se ligaba primero a la más tarada de la clase? Sabes que no quiero escucharte Juan, creí que me querías –comenzó a llorar- pero veo que solo eres un vil mentiroso –corrió.

-         Deja yo le explico Juan –le dijo Alejandro apoyando su mano sobre el hombro de su primo.

-         Para. ¿Desde cuando te abriste vos? –indago furioso y en shock.

-         Desde que me dijiste que la querías, y eso se notaba en la forma en que la veías y protegías. Te entiendo yo también estuve enamorado una vez, así que te dejo el camino libre. Solo prométeme que no le harás daño o si no si que te rompo la cara por boludo no mas –le dijo mirándolo.

-         Puedes asegurarte de ello quiero a Ann mas que a mi vida propia y he sido un tonto por no haberme dado cuenta de lo mucho que la amo y de que estuvo frente a mi todo este tiempo –sonrío.

-         Ahora déjame hablo con ella y le explico todo, además era re obvio que por como escribías las notas era para ella. Te quemas solo Juan –rió burlón y fue tras la chica.

-         Fui una estupida como se me ocurrió pensar que la persona que escribía semejantes cosas iba a quererme –lloriqueo.

-         No, no te quiere.

-         ¿Viniste a burlarte de mí? Dale hacelo total, ya no… -la interrumpió.

-         Con razón mi primo te ama sos tan terca como el –bufo- ahora ¿Me dejas decirte la verdad? –la joven se quedo en silencio y el prosiguió- tomare tu silencio como un si. Bien la cosa es así, querrás matarme pero primero escucha lo que te tengo que decir y después si queres mátame, le dije a Juan que me gustaba una chica de su colegio pero no le dije cual, obviamente eras vos, y le pedí por favor que eligiera una flor que significara algo especial y que escribiera algo cursi para poder encantarla con semejante palabrería. Cuando Juan se dio cuenta de que la chica que me gustabas eras vos se puso como loco estaba mas celoso que no se que, se enojo conmigo y no te escribió mas las notas, por eso deje de enviarte las flores esas –la joven oía atónita y pensativa- le declare la guerra a mi primo por tu amor pero empecé a recordar lo que era estar enamorado y créeme Juan lo esta –Ella se sonrojo- así que le deje el camino libre. Venia a decirte que Juan escribía esas notas y eligió los tulipanes pensando en vos. Pero el muy metido tenia que abrir su bocota antes que yo.

-         Estas diciéndome que ¿Juan era el que hacia todas esas cosas tan lindas? –se le ilumino la mirada viendo como el joven asentía, se lanzo a sus brazos y lo abrazo- gracias. Gracias. Gracias Ale –le dijo soltándolo y corriendo para adentro del salón donde suponía estaría Juan.

 

Ese sentimiento que había tenido a lo largo de esas semanas era amor. Se había dado cuenta de que amaba a Juan, de que siempre lo hizo. Lo busco con la mirada pero no tuvo respuesta alguna se acerco a Matías y le grito, ya que el volumen de la música allí era muy alto.

 

-         ¿Dónde esta Juan? –le grito.

-         ¿He? –le dijo sin poder oírla.

-         Se le acerco y le grito en el oído- ¿Qué, Donde esta Juan?

-         Afuera llamo al hermano para que lo viniera a buscar se sentía mal o algo así –abrazo fuerte al muchacho y salio corriendo a la entrada del lugar.

 

Juan se estaba subiendo al auto cuando Ann se acercaba. Cerro la puerta y recibió miles de preguntes de parte de su hermano antes de arrancar cuando este lo hizo, escucho la voz de la joven y le grito a Sebastian, su hermano, que se detuviera. Bajo del auto y se acerco a ella.

 

-         ¿Vienes a gritarme Ann? Lo entiendo si fui un estupido, nunca debí… -la joven lo tomo del cuello y lo hizo callar presionando sus labios contra los de él. Juan reacciono y la tomo de la cintura haciendo que ese beso fuera perfecto y único, el primero, aun besándola acaricio su mejilla fría haciendo que ella sintiese un cosquilleo. Se separo lentamente y apoyo su frente con la de ella.

-         Lo siento enserio Juan yo no sabia lo que sentía y ahora lo se –lo miro a los ojos, aquellos ojos marrones que hacia semanas la hacían suspirar sin saber de ellos, y pronuncio un – Te amo –con énfasis y una sonrisa tierna y única, la cual hacia que él se derritiera.

-         Yo siempre lo hice Ann, lamento haberme dado cuenta tan tarde –le dijo- Te amo –y volvió a besarla, ahora la magia estaba completa. Ambos sabían lo que sentían, se habían dado cuenta de lo mas asombroso y mágico de todo que el corazón te avisa cuando el amor llega y cuando es un símbolo de amor eterno.

 

 

Fin.